"Tenemos una gran deuda de arrastre con el sueldo mínimo, porque no refleja de ninguna manera el costo de la vida que enfrentan muchos trabajadores que lo reciben, no está cumpliendo el objetivo de la satisfacción de las necesidades básicas del trabajador y su grupo familiar", sostuvo el economista de la Fundación Sol.
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El economista de Fundación Sol, Marco Kremerman, salió al paso del acuerdo alcanzado entre el gobierno y la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) para reajustar el salario mínimo en 225 mil pesos.
“Tenemos una gran deuda de arrastre con el sueldo mínimo, porque no refleja de ninguna manera el costo de la vida que enfrentan muchos trabajadores que lo reciben, no está cumpliendo el objetivo de la satisfacción de las necesidades básicas del trabajador y su grupo familiar”, sostuvo el profesional en entrevista con Radio ADN.
Para Kremerman, el reajuste acordado “está desfasado en relación al tamaño de la economía nacional al representar menos de un 30 % del PIB per cápita”.
“Hemos generado mucha riqueza, sin embargo, el 70 % de los trabajadores chilenos gana menos de 400 mil pesos, es decir, los empresarios se acostumbraron a pagar bajos salarios”, hizo hincapié el economista.
Por su parte, la presidenta de la CUT, Bárbara Figueroa, si bien destacó el acuerdo, reconoció que “nadie podría decir hoy día que con $250 mil una familia puede vivir con dignidad”.
La dirigenta señaló en Radio Cooperativa que “si uno piensa en la metodología que permitió construir la cifra de $250 mil en 2007, era la que estaba en el rango de cuatro canastas básicas de alimentos, es decir, la suma que permitía a una familia superar la línea de la pobreza. Si actualizamos esa cifra evidentemente estamos hablando de una cifra superior a los $320 mil o cercano a ella”.
En esa línea, admitió que aun “no es el momento en que estamos resolviendo el salario que a un trabajador le permita dejar de ser pobre por el solo hecho de la dignidad de su trabajo”.
De todos modos, valoró que esta negociación con el Ejecutivo será la última que se desarrolle bajo los parámetros actuales, ya que de ahora en adelante se utilizarán criterios nuevos: “Si uno mira la integralidad del acuerdo, acá hay un compromiso explícito de que esta es la última negociación bajo los parámetros actuales y que ya en 2016 debemos comenzar a discutir con criterios que armonicen el elemento económico, la estabilidad económica y productiva, pero también el costo de vida y el poder adquisitivo de los trabajadores”.
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