Sin embargo, cada trabajador nacional produjo US$ 19,5 por hora, el segundo nivel más bajo de la organización de países desarrollados.
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La productividad es uno de los espacios que dejan la economía chilena para crecer. El mercado la señala como la tarea a abordar para el futuro, entendiendo que se aproximan años con un precio del cobre más débil ante una moderación de la demanda desde China, el mayor consumidor de materias primas del mundo.
El país mantiene una brecha importante con las economías desarrolladas, sobre todo comparando la productividad de la fuerza laboral. Las últimas cifras actualizadas del think tank estadounidense The Conference Board estiman que cada trabajador chileno produjo el año pasado US$ 19,5 por hora, un alza de 3,8% respecto de 2012. Este ritmo de crecimiento sería el más alto de América Latina y también el mayor entre los 34 miembros de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).
Pero el nivel de productividad de trabajadores nacionales está muy por debajo de sus pares en economías avanzadas. Un noruego produce US$ 75,1 por hora, más del triple que la cifra chilena, que a su vez es el segundo menor monto de la OCDE después de México.
El alza, cuestión de ciclo
El economista jefe de Itaú Chile, Rodrigo Aravena, señala que hay que tener cuidado al observar la alta tasa de crecimiento de productividad de los trabajadores chilenos. “El alza se da en un contexto de ciclo positivo en el crecimiento de la economía chilena, pero no tiene nada que ver con factores estructurales. Hay componentes cíclicos muy relevantes. Si bien la tasa es mayor ahora, en una época de recesión la productividad laboral caería muy fuerte”, añade.
Joseph Ramos, académico de la Universidad de Chile, advierte que sus cálculos sobre el crecimiento de la productividad de los trabajadores son diferentes a los de The Conference Board. “Si el PIB en 2013 aumentó 4,1% respecto de 2012 y la fuerza de trabajo, así como el empleo, aumentó 2,7%, el producto por trabajador se incrementó en la diferencia entre los dos, o sea, en 1,4%”, indica.
El economista señala que el hecho de que la productividad chilena sea más baja que los países de la OCDE “no significa flojera del chileno, sino que trabaja con mucho menos equipos y una tecnología más anticuada”.
Agrega que otro aspecto que perjudica la productividad de la fuerza laboral chilena es el menor nivel de educación y preparación de los trabajadores respecto de los países avanzados. También es un factor, según Ramos, que el empresario chileno medio sea menos eficiente en la organización de su empresa que su par de una economía desarrollada: “Por eso es que nuestro PIB per cápita es tanto más bajo”.
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