Se reunirá el próximo 9 de marzo para definir los hitos de su relación con el Ejecutivo, pero los miembros de la mesa ya tienen delineada la hoja de ruta. Sólo uno de los nueve dirigentes es afín a la Nueva Mayoría.
La Segunda |
El próximo domingo 9 de marzo, los dirigentes de las más de 40 federaciones de universidades tradicionales y privadas del país, agrupadas en la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech), se darán cita en Temuco.
Aunque se trata de su segunda reunión del año -tras el encuentro de enero en Valparaíso-, será sin duda la más importante: A dos días de la asunción del nuevo gobierno.
También luego de haber hecho una importante demostración de fuerza, logrando que no asumiera como subsecretaria de Educación, Claudia Peirano, a quien cuestionaron duramente por su trayectoria.
Con la mayoría de las federaciones electas recién a fines del 2013, la mesa ejecutiva de la Confech llega casi en su totalidad integrada por militantes o cercanos a grupos de ultraizquierda: Sólo uno de los nueve integrantes es afín a la Nueva Mayoría.
Conscientes de que son continuadores de lo iniciado el 2006 con la "revolución pingüina" y del movimiento estudiantil del 2011, aseguran que "ahora sí" quieren concretar las "demandas históricas" en educación. Asimismo, anuncian que profundizarán los lazos iniciados el 2013 con trabajadores portuarios, del cobre, sindicatos, agrupaciones mapuches y la articulación con los secundarios para instalar un "bloque multisectorial" o "una plataforma más allá de lo estudiantil".
La sede del encuentro también da luces del carácter que la Confech busca imprimir a este año. La federación anfitriona, de la Universidad de la Frontera, lo programó en el hogar de estudiantes mapuches Pelontuwe.
Convertir la Confech en una "herramienta de la movilización social" es la idea que se repite en el seno del organismo.
"La Segunda" conversó con los nueve miembros de la mesa ejecutiva de la Confech, quienes adelantaron cómo viene la mano en el tema educación este 2014.
No habrá plazos de cortesía.
Democratización del gobierno universitario y participación en elecciones de rectores
Con el foco puesto en la gratuidad y el lucro, hay otros temas que han quedado en segundo plano del debate los últimos dos años. El principal es la democratización del gobierno universitario, un tema con el que sintonizan todos los dirigentes, pero que en especial buscan reinstalar los que se caracterizan a sí mismos como más "revolucionarios" al interior de la Confech.
Uno de ellos es el presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de La Serena (Feuls), Ken Rivera. Militante del Movimiento Universitario de Izquierda MUI-ER (Estudiantil Revolucionario), cercano al MIR, afirma que el cambio debe pasar también por "una democratización radical del espacio universitario".
Agrega que la posición de su federación dentro del Confech es que "no vamos a ir a negociar" y adelanta que esperan llevar al debate temas como "el proyecto educativo que tenemos que tener en el país".
Para el recién electo presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Técnica Federico Santa María (Feutfsm), Jorge Maldonado (independiente de izquierda), la democratización universitaria "es un tema que se ha dejado de lado pero que es particularmente importante: la participación de estudiantes y funcionarios en las decisiones de la vida de los planteles. Se puso en el tapete en 2011 y hoy ni siquiera se encuentra dentro del programa de la Nueva Mayoría. Es un tema particularmente importante para nosotros este año, en el que queremos pedir participación directa en la elección de rector en nuestra universidad".
En esa línea, buscan derogar las normativas que hoy impiden la participación estudiantil y de funcionarios no académicos en ese tipo de decisiones del gobierno universitario.
Aunque su universidad no integra hoy la mesa ejecutiva, el cogobierno universitario es una preocupación que comparte el presidente de la Federación de Estudiantes de la Usach, Takuri Tapia. "Se trata de un punto primordial que no está en la agenda del nuevo gobierno, del que los estudiantes se deben apropiar y que debería ser una punta de lanza de las demandas", afirma el dirigente que milita en el colectivo de izquierda "Todos Somos Usach".
Reclama por lo que sucede en algunas universidades privadas, donde ni siquiera se permite tener federaciones, "y que son las mismas que no están acreditadas o que están con peligro de cerrar". Pero también recalca que "hay que tener ojo con que lo ocurre en nuestras propias casas de estudios, donde se habla de gratuidad, pero año a año se nos suben los aranceles".
Y agrega que este año "la elección de rectores va a marcar la agenda y nosotros queremos participar en ese proceso como un actor válido que merece poder elegir. Esa ha sido una demanda que se ha llevado por mucho tiempo, pero no se ha sabido instalar comunicacionalmente. Es importante que esos temas se hagan conocidos", sentencia.
La mesa ejecutiva de la Confech la completa la Federación de Estudiantes de la Universidad del Biobío (FEUBB) que actualmente opera con una conformación interina, tras la fallida elección del año pasado.
Aunque la Confech validó su participación en la cita del próximo 9 de marzo, ellos aún no confirman su asistencia al encuentro, y señalan de forma escueta que en la cita se deben abordar las vías de contacto con las nuevas autoridades, plazos y el cumplimiento de los compromisos, entre otros temas, aunque su postura oficial debe ser definida "previa consulta a las bases, es decir, la comunidad estudiantil".
Atentos a "los primeros 100 días" y presencia en "marcha de las marchas"
Saben que lo que persiguen son cambios estructurales y por eso los dirigentes universitarios son cautos para fijar plazos.
Sin embargo, sí hay fechas a las que estarán atentos, como señala el presidente de la Federación de Estudiantes de la U. de Valparaíso (FEUV), Mario Domínguez. "Bachelet puso fechas ella misma: los primeros 100 días de su gobierno debe estar la propuesta y a partir de eso vamos a establecer ya el primer plazo". Militante de las JJ.CC. y el único en la mesa directiva de la Confech afín a la Nueva Mayoría, afirma que esperan que "en esos cien primeros días la construcción sea colectiva, por eso vamos a estar muy atentos a cuál es el proyecto y la forma en que se va a generar, con nosotros o sin nosotros".
Daniel Enríquez, presidente de la Feufro y militante de la Unión Nacional Estudiantil (UNE), comparte que, con el autoimpuesto plazo de 100 días, "a los cincuenta vamos a estar esperando el proyecto (de ley), para poder analizarlo, porque hay muchas cosas que aún no están claras".
Para los estudiantes, hay temas en los que se puede avanzar más rápido gracias a los documentos que se han generado en los últimos años, como en selección escolar y transparencia de las universidades, entre otros.
Para ello, consideran que será clave también mantener una agenda de movilización constante, no sólo con paros. "También con marchas, actos culturales, asambleas, lo que sea más adecuado y resuelvan nuestros compañeros en las bases". Esas movilizaciones, aclaran, pueden ser tanto para presionar e impulsar sus propuestas como para detener un proyecto. Y no descartan la toma de espacios públicos, una vía efectiva que puede ser junto con agrupaciones de trabajadores.
Aunque no es seguro que en la reunión del 9 de marzo se defina una calendarización de movilizaciones, la intención de varios es al menos tirar algunas líneas.
El presidente de la Federación de Estudiantes de la U. de Concepción (FEC), Javier Miranda, también militante de la UNE, afirma que "de lo que sí estamos seguros y convencidos, y es una cuestión a nivel nacional, es que para poder alcanzar nuestros objetivos tenemos que trabajar en los procesos de movilización".
"En el próximo gobierno las transformaciones van a venir de la mano de la presión y movilización que se puedan ejercer", sentencia.
Junto a los 100 primeros días de la nueva administración, hay otras dos fechas que asoman claves para los estudiantes: definir su participación en la llamada "marcha de todas las marchas", que han convocado distintas agrupaciones sociales para el próximo 22 de marzo, y el discurso presidencial del 21 de mayo, donde estiman que la Educación debe ser el tema clave.
Las dudas sobre el programa de la Nueva Mayoría y el fin al lucro
La ambiciosa reforma anunciada por Bachelet (gratuidad en todos los niveles, en seis años para el universitario; fin al lucro con recursos públicos) no es suficiente para las federaciones, que de forma transversal marcan distancia y acusan poca claridad.
"Hay diferencias profundas con el programa", afirma la presidenta de la FECh y militante del Frente de Estudiantes Libertarios (FEL), Melissa Sepúlveda. "En gratuidad, se tiene que acabar la educación entendida como una inversión individual y constituirse como un derecho social", dice. En lucro, en tanto, apuntan a la eliminación total. "La educación no puede ser nicho para el negocio en ningún segmento", sentencia.
Para financiar los cambios, comparten la idea de una reforma tributaria "pero efectiva, que evite la elusión y evasión de las grandes empresas. Y otro punto de convergencia ha sido la necesidad de renacionalizar nuestros recursos, para que lo que deja el cobre, por ejemplo, vaya directamente a financiar este y otros derechos sociales", agrega.
La presidenta de la FEUC, Naschla Aburman (militante del NAU, Nueva Acción Universitaria), agrega que "el programa de gobierno es bastante ambiguo: en relación con las demandas lo único que tiene son los titulares. Más allá no sabemos si hay sintonía o no".
Por ejemplo, dice, "se habla de gratuidad y no sabemos para quiénes, si será en base a instituciones o becas, y eso nos preocupa".
Y sobre el futuro ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre, "lo único que hemos visto es un par de opiniones amplias", asevera desde Iquique la presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad Nacional Arturo Prat (FEUNAP), Naira Martínez, militante de un colectivo ligado a Izquierda Autónoma.
"Está en juego el tipo de educación que el movimiento está proponiendo versus lo de la Nueva Mayoría. La distancia es evidente", señala, recalcando que el programa tiene "muchos vacíos y ya no tenemos tiempo para ambigüedades: la educación, o es un derecho o es un bien de consumo". Por ello, esperan que los estudiantes tengan un rol activo "desde el origen" de los futuros proyectos "y no haya una simple consulta".
Todos los dirigentes están convencidos de que la reforma no se puede hacer sin ellos.
Al respecto citan la experiencia de países como Brasil, donde el 5% del PIB se destina a Educación y los estudiantes son considerados en el proceso.
Melissa Sepúlveda advierte que los dirigentes se niegan a ser "actores pasivos" y que "no es ir a sentarse a cualquier mesa de negociación".
"Hemos aprendido a creer más en los hechos que en las palabras", finaliza Naschla Aburman.
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