14 feb 2014

viernes, febrero 14, 2014

Políticamente transversales, defienden el modelo instaurado en dictadura y continuado por la Concertación.
Las críticas a la designación y posterior salida de la subsecretaria de Educación, Claudia Peirano, provocaron una férrea defensa desde el influyente grupo de personeros, políticamente trasnversales, que desde la vuelta a la democracia se han instalado como la voz autorizada en temas educacionales. Invitados infaltables a cuanto consejo asesor haya, entre los miembros del exclusivo club se cuentan José Joaquín Brunner, Mariana Aylwin y Patricia Matte. Todos convencidos impulsores de mantener el statu quo en uno de los sectores más calientes de la agenda nacional.

El Mostrador

A fines de agosto de 2011, en medio de las masivas movilizaciones que marcaron un antes y un después en la agenda educacional del país, un grupo de secundarios se tomaba la oficina del entonces ministro de Educación, Felipe Bulnes.

Entre el espanto de los asesores que miraban cómo varios estudiantes saltaban sobre las mesas del despacho ministerial, silenciosamente un mueble, lleno de libros sobre Educación, ocupaba un extremo del escritorio del secretario de Estado. Sólo dos autores llenaban las repisas. Uno de ellos, el ex ministro secretario general de gobierno, José Joaquín Brunner (PPD).


No es casualidad que sus textos ocuparan este lugar privilegiado. Brunner  pertenece al selecto grupo de expertos en Educación que durante años han sido la voz autorizada que ha marcado las políticas y decisiones que se han tomado en esta área de las políticas públicas. Un club de tecnócratas a los que se les empezó a remecer el piso tras el 2011. Antes de eso, la agenda educacional estuvo marcada prioritariamente por sus puntos de vista.

El rol clave que jugó Brunner en la ruta que tomó el Consejo Asesor Presidencial para la Calidad de la Educación, lo grafica.

Según Alberto Mayol, el “primer documento era ‘estatista’, para algunos sectores, y Brunner había organizado un informe paralelo, disidente”.

El entonces presidente del Consejo Asesor, Juan Eduardo García-Huidobro, recuerda que a los tres meses de empezar a trabajar “se pidió un informe de avance y en ese aparece una frase donde se declara que la Educación está en crisis. Esa idea a algunos les provocó una sensación de desprecio por lo que se había hecho. A muchas personas les molestó. Entre ellas estaba claramente José Joaquín”.

Pero el escenario cambió y la voz de estos “expertos” ha dejado de ser la única con peso en el sector en la agenda educacional. Los miembros de este club lo saben, lo que se refleja en la cerrada defensa de varios de ellos a la salida de la designada subsecretaria de Educación, Claudia Peirano, situación que se interpreta como una señal de debilitamiento de su poder y gran influencia sobre la agenda Educación.

EL CLUB VIP
El club VIP de expertos en Educación ha participado en cuanto consejo asesor haya y en muchos casos sus miembros han declarado públicamente o puesto su rúbrica en cartas de rechazo a cambios que podrían desequilibrar el sistema. Como la gratuidad universal.

Para el académico de la Facultad de Humanidades de la USACH, Jaime Retamal,  “este club de expertos es además una red que está conectada por sangre, por empresas, por colegios de elite, por la cuna. En rigor, de base se sienten una verdadera familia. Luego los une un cierto catolicismo militante, misionero, ligado en general con algún partido político o con alguna universidad de las tradicionales, fundamentalmente la PUC, desde las cuales consideran que construyen y colaboran a la Iglesia Católica local o global. En tercer lugar, los ligan unos ciertos habitus académicos muy visibles y –como diría Oscar Contardo– siúticos: el spoken English, la preferencia por lo cuanti a por lo cuali, porque lo consideran dato duro o evidencias, un visible manierismo estadístico aparentemente alérgico a lo ideológico, como Brunner o Elacqua en la UDP. También los liga una fidelidad irrestricta por la libertad de enseñanza, pues entienden que desde ahí pueden hacer del objeto de su misión católica o cultural –la educación– un negocio limpio y de buena voluntad”.

El académico detalla que es “una familia de intelectuales y tecnócratas que literalmente ha gobernado el Ministerio de Educación desde la época de la dictadura hasta hoy, que se instalaron con más propiedad desde los 90 con la Concertación. Es una familia transversal a los partidos políticos de derecha o de izquierda, porque todos al fin y al cabo hablan el mismo lenguaje educativo. En síntesis, sus objetivos más de fondo mezclan la educación con los negocios, con la ideología neoliberal y, en muchos casos, con el catolicismo que puede ser de laico militante, jesuita, de Schoenstatt, Legionario u Opus Dei, da lo mismo, aunque, este catolicismo las más de las veces o está de más y sobra, o simplemente es un puro lujo barroco de cierre social”.

Según una fuente ligada al sector, junto a Brunner, hay otro actor que “viene desde los 80 con agendas y trabajo”. “Se trata del decano de la Facultad de Educación de la PUC, Cristián Cox. Ambos coincidieron en la Flacso en los 80 y desde ahí elaboraron –Cox en educación primaria y secundaria, y Brunner en terciaria o universitaria– las líneas programáticas que permitieron configurar la estructura del sistema tal cual lo conocemos hasta hoy. Ambos acogieron el sistema como venía de la dictadura y le introdujeron reformas friendly market. Brunner es el autor intelectual de las reformas en educación superior desde el 90 mismo y Cox el autor intelectual que impuso la reforma en el resto del sistema desde fines de Aylwin y con mucha fuerza al inicio del gobierno de Frei [sic]“.

Cristián Cox dirigió los programas de Mejoramiento de la Calidad y Equidad de la Educación (MECE) del Mineduc en los 90, tras lo cual dirigió la Unidad de Currículum y Evaluación, responsable del currículum, los libros de texto y el Sistema de Medición de la Calidad de la Educación (SIMCE). También fue miembro del Consejo Asesor Presidencial para la Calidad de la Educación, impulsado por Bachelet.

Otro miembro del club de los expertos VIP en Educación que participó del  Consejo Asesor Presidencial de la Educación, que entregó el informe final que ayudó a construir la LGE, es Patricia Matte.

La hermana de los empresarios Eliodoro y Bernardo Matte es quien lleva las riendas de la Sociedad de Instrucción Primaria (SIP), una red de 18 colegios que destaca por sus logros en las mediciones del sistema educacional actual: SIMCE y PSU.

Los Matte componen una tríada de influencia desde la elite entre el “rubro” educacional, a cargo de Patricia, los negocios de Bernardo y Eliodoro, y el influyente Centro de Estudios Públicos (CEP), que será dirigido a partir de marzo por el ex ministro de Educación de Sebastián Piñera, Harald Beyer. Además, Patricia Matte también participa en el transversal negocio de las ATE.

Un reportaje publicado por La Nación Domingo, el 2007, la sindica como la “guardiana” del lucro, en parte, por el rechazo que realizó del artículo 44 de la LGE, que pretendía ponerle fin. “Cuando Patricia Matte habla en el Consejo Asesor de Educación es imposible omitir que es la elite más conservadora la que habla. Profundamente católica, es cercana al movimiento de los Legionarios de Cristo, a través de la amistad del clan con el sacerdote de esa orden John O’Reilly”, según consta en el reportaje.

Según un actor del sector, Matte “es clave desde los 70 y viene defendiendo la agenda pro mercado, pro libertad de enseñanza, con fuerza. Es la mujer en educación más influyente en la derecha, lejos, de todas y todos. No hay hombre o mujer que se le acerque. Es una especie de censora y además tiene sangre, apellido y trabajo de campo, trabajo sucio en terreno, pues es la principal defensora-impulsora-administradora del proyecto SIP de escuelas en sectores vulnerables”.

La misma fuente detalla que el lugar privilegiado de encuentro de Matte, Brunner y Cristián Cox “es el CEP, la PUC y la UDP, pero fundamentalmente el CEP. Los tres se diferencian en lo valórico, en los contenidos de la educación –mientras Cox y Brunner son más liberales y progresistas, Matte es muy conservadora–, pero no en el diseño de fondo del sistema educacional friendly market o derechamente neoliberal.

Otras fuentes señalan que dentro de este club “hay gente que tiene que ver con un modelo que ha defendido a ultranza y que es parte de lo que se inicia a principios de los 90 con Brunner, que está siempre presente en el debate. Hay otras personas en la misma línea: se podría incorporar a ese cuadro, aunque a partir de un cierto momento, probablemente desde que fue ministra, a Mariana Aylwin. Han sido personas a un nivel más político siempre saliendo al paso y tratando de marcar ciertos criterios. Y claramente las posiciones que han defendido, así como muchos otros que pueden haber tenido menor influencia, han sido los que llevaron a lograr ese modelo impulsado por ellos o la forma de encarar la educación, que es lo que hizo crisis y fue develado por los estudiantes”.

Mariana Aylwin (DC) será recordada por ser la gestora y la ministra que impulsó el Crédito con Aval del Estado (CAE), que fue aprobado durante la gestión de Sergio Bitar. La hija del ex presidente Patricio Aylwin asumió en el 2000 y, dos años más tarde, recorría diversas universidades promoviendo la nueva solución de financiamiento que años después sería duramente criticada por el movimiento estudiantil. La profesora de Historia también fue la artífice de la Jornada Escolar Completa (JEC).

En 2010 participó, junto a Harald Beyer, Patricia Matte, José Joaquín Brunner y Pilar Romaguera, entre otros, en el Panel de Expertos para una Educación de Calidad, convocado por Piñera.

Mariana Aylwin fue la promotora del nombramiento de Claudia Peirano como subsecretaria de Educación, y fue una de sus más férreas defensoras en medio y tras la polémica que terminó con su renuncia. Aylwin  acusó a un sector de la Nueva Mayoría de “hacer de la política una religión”, de “actuar como dogmáticos” al poner al programa como inamovible y de tener “afanes ‘totalitarios’ por expresar una mayoría”.

Fuertes críticas que fueron respaldadas por Brunner, que calificó como “narcisista” al movimiento estudiantil. Luego, en una columna publicada en La Tercera, el ex ministro secretario general de Gobierno calificó la salida de Peirano como una “confusa señal”, manifestando su temor de que el gobierno de Michelle Bachelet quede sometido “a los vaivenes de la calle”.

La trayectoria en el plano educacional de la ex secretaria de Estado es frondosa. Es directora ejecutiva de la Corporación Educacional Aprender, que gestiona dos colegios: el Colegio Técnico Profesional Aprender de La Pintana (ex Polivalente) y el Centro Educacional Sagrado Corazón de Lo Espejo.

Aprender, tiene además, una ATE bajo el nombre de Centro de Capacitación Aprender Limitada. Entre los miembros del directorio está Pablo Piñera Echeñique (DC), hermano del Presidente, y Sergio Molina Silva (DC), ex ministro de Educación durante el gobierno de Eduardo Frei. Hasta mediados de 2012 formó parte del directorio el empresario Rafael Guilisasti, ex presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), ex MAPU y ex financista de Andrés Velasco.

Por otra parte, Aylwin es parte del directorio de la Fundación Belén Educa, dependiente del Arzobispado de Santiago, que posee ocho establecimientos educacionales; además, es presidenta de la Fundación Oportunidad, ligada al dueño de Canal 13 y vicepresidente del Banco de Chile, Andrónico Luksic Craig, quien es vicepresidente de esa instancia.

La ex secretaria de Estado fue una de las firmantes de la carta que en 2011 rechazaba la gratuidad total en la Educación superior y que se convirtió en uno de los flancos que terminó con la salida de Peirano, que también la suscribió. Junto a Aylwin, había otros miembros del club, como Brunner, Patricia Matte, los ex ministros de Educación Sergio Molina y Mónica Jiménez de la Jara, así como Harald Beyer.

Beyer recibió un férreo respaldo de Aylwin y Brunner cuando enfrentó la acusación constitucional por no haber fiscalizado el lucro en las universidades, situación que terminó con su destitución del cargo, lo que fue calificado por los dos como un error. Según la ex ministra, la acusación fue “un error político, y hace muy difícil generar los acuerdos que el país necesita para mejorar la educación y terminar con el lucro”.

LA DESTITUCIÓN QUE REMECIÓ AL CLUB
Un hito crucial que remeció al club de expertos en Educación fue justamente la destitución de Harald Beyer, que se convirtió en el primer caído del influyente grupo.

“Ahí quedaron bien claritas dónde estaba apuntando la gente que estaba fuera de este círculo. Por lo mismo se destapó una campaña de respaldo muy increíble de este club, como lo llaman ustedes”, explica la periodista María Olivia Mönckeberg, autora de El negocio de las Universidades en Chile.

La ganadora del premio nacional de Periodismo, señala que “después de 2011 hay cambios en las correlaciones de fuerza y de mirada y lo que se puede lograr y hacer. Si bien personas de este club se sentían dueños y señores de la verdad, ya no lo son o no lo son tanto, pero eso no significa que no sigan insistiendo. Lo importante sería que la gente que habla a nivel técnico se quedara ahí, pero que no tratara de cruzar el debate con sus intereses u ideología, que ya ha demostrado su fracaso”.

Beyer llega al CEP a reemplazar a Arturo Fontaine, quien salió debido al clima de polarización que se respira en la derecha y el empresariado.

Ingeniero comercial en la Universidad de Chile y doctorado en Economía por la Universidad de California en los Ángeles (UCLA), Harald Beyer ha participado en varias instancias de debate sobre educación. El panel de expertos para una educación de calidad promovido por Piñera, fue una de éstas. Además, el 2006 ya había participado, representando al CEP, en el Consejo Asesor Presidencial de Educación de Michelle Bachelet, donde se establecieron los cimientos para la LGE.

LA MINISTRA DEL JARRAZO
Otra de las defensoras del destituido Beyer fue la también ex ministra del sector durante la administración Bachelet, Mónica Jiménez de la Jara (DC).

En marzo de 2013, cuando la acusación constitucional comenzaba a tener cada vez más fuerza, la ex secretaria de Estado de Bachelet envió una carta a El Mercurio. Jiménez ensayó una tímida defensa argumentando que las prioridades del ministerio fueron otras y que “tanto el ministro Harald Beyer como los encargados anteriores de la misma cartera nunca tuvimos las herramientas suficientes para resolver el tema del lucro”.

Para la trabajadora social de la Católica, Música es una palabra y un nombre que probablemente nunca olvidará. El “jarrazo” de agua que María Música le lanzó –en una de las jornadas de diálogo participativo sobre educación– es sólo una de las imágenes del rechazo de los “pingüinos” a la  Ley General de Educación (LGE) que aprobó el gobierno de Bachelet.

La carrera profesional de Jiménez ha estado siempre vinculada a la educación. Hoy es directora Ejecutiva del Foro de Educación Superior Æqualis, que se autodefine como “pluralista, integrador e innovador donde los diferentes actores dialogan, se escuchan y procuran llegar a consensos en favor de propósitos comunes o superiores”.

Jiménez fundó la Corporación Participa, que en su momento fue sostenedora del ex Liceo Polivalente de La Pintana, hoy Colegio Técnico Profesional Aprender de La Pintana, administrado por la Corporación Aprender, de Mariana Aylwin.

Mientras estuvo en Participa, Jiménez fue directora ejecutiva y luego presidenta del directorio. Dejó su cargo –aunque siguió vinculada al directorio– el 2004, cuando asumió la rectoría de Universidad Católica de Temuco. Jiménez trabajó en el Consejo Asesor Presidencial de la Educación, que se formó después de la “revolución pingüina”, y que le entregó un informe final a Bachelet a comienzos del 2007 .

EL “DELFÍN”
Gregory Elacqua es cercano a José Joaquín Brunner, en su momento fue considerado su “delfín” y hoy se perfila, según comentan fuentes en la Universidad Diego Portales, como su sucesor natural en esa casa de estudios.

El vínculo proviene desde hace tiempo. Mientras Brunner trabajó en la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), Elacqua escribió junto a él dos libros (en 2003 y 2007), tres  capítulos y un artículo en la revista académica La Educación (2004). Lo anterior consta en el currículo de Elacqua, donde también aparece que este es “Asesor del Senador Ignacio Walker, Comisión de Educación”.

Actualmente, Elacqua es director del Instituto de Políticas Públicas de la Facultad de Economía y Empresa, de la UDP. Además, figura como investigador asociado del Centro de Políticas Comparadas de Educación (CPCE), de la misma casa de estudio,  donde también está José Joaquín Brunner.

Gregory Elacqua fue parte de Expansiva UDP. Este partió como un think thank del  ministro de Hacienda de Michelle Bachelet, Andrés Velasco. El 2008 Carlos Peña, rector de la UDP, llegó a un acuerdo con Jorge Marshall, ex vicepresidente del BancoEstado, para que el centro de pensamiento se incorporara como corporación al alero de la UDP. Lo anterior se hizo con el apoyo y conocimiento de los miembros fundadores del directorio de Expansiva, incluido Velasco, lo que fue duramente cuestionado en su momento por voces internas del grupo.

Elacqua también es parte de la red del think tank Espacio Público, creado por Eduardo Engel, que reúne a selectos investigadores y académicos chilenos, y donde también están Brunner y la recién nombrada subsecretaria de Educación, Valentina Quiroga.

Allí también participa la ex subsecretaria de Educación de Bachelet e ideóloga de la Subvención Escolar Preferencial (SEP), Pilar Romaguera, que hoy es la decana de Educación de la Universidad de las Américas, investigada por lucro e irregularidades.

En las Américas también está la ex jefa de la División de Educación Superior del Ministerio de Educación y ex vocera del gobierno de Michelle Bachelet, Pilar Armanet, que es la vicerrectora académica de la casa de estudios que este año perdió la acreditación.

En opinión de Jaime Retamal, “a pesar de que ninguno de estos expertos se considera a sí mismo, ni tampoco a sus pares, como neoliberal, este club ha instalado un paradigma educacional que perfectamente podríamos llamar neoliberal. ¿Cómo se resuelve esto en términos conceptuales e históricos? Lo dijo uno de ellos mismos: durante la dictadura fueron dándose cuenta que algunos de los instrumentos que los Chicago Boys aplicaron en las políticas públicas educacionales –desde los niveles más básicos hasta los universitarios– estaban correctos. Esto no significaba para ellos abrazar por completo el modelo de Pinochet en las demás áreas económicas y menos en términos de DD.HH. Simplemente se convencieron de que a los instrumentos neoliberales en educación no había que demonizarlos, pues al final todos salían ganando con este paradigma que hace de la educación un bien de consumo, y cuando digo todos, es todos: la Iglesia Católica, el izquierdismo renovado, el comunitarismo demócrata cristiano, la derecha más tradicional y la más liberal o, incluso, como pueden afirmar en tono más grandilocuente dos nombres muy influyentes en esto, como Brunner, a la democracia misma y su pluralismo”.

Para Retamal “el neoliberalismo transforma a la educación en un producto, al sistema escolar en una máquina de producción de capital humano, a las evaluaciones nacionales como el SIMCE en controles de calidad, a las pruebas de ingreso a las Universidades en artilugios de segregación, y a la educación superior en una oportunidad de negocios impresionante, tal como lo hemos visto en Chile, donde hasta los bancos han podido especular financieramente”.

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