El Centro de Estudios para la Democracia Popular, CEDEPU, es chileno, ofrece una vasta gama de títulos, incluso doctorados y hasta presta asesorías al régimen del dictador de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang, a quien le otorgaron el título doctor honoris causa. Sus dos directivos no terminaron sus estudios de pregrado, pero se pasean por Centroamérica y África como expertos junto a otro “doctor”: un militar (r) que acaba de ser procesado por la exhumación ilegal de 11 campesinos en la llamada “Operación Retiro de Televisores”. Conozca otro sorprendente capítulo del negocio de la educación.
CIPER Chile |
Antonio Yelpi (47 años) no terminó sus estudios de Administración Pública. Su pareja, Jacqueline Hernández (35), tampoco los de Pedagogía Básica en la Universidad Cardenal Silva Henríquez. En 2011, ambos formaron CEDEPU (Centro de Estudios para la Democracia Popular), institución que actualmente ofrece en Chile doctorados en educación y otros títulos, bajo la modalidad e-learning, en asociación con una escuela de negocios en Tenerife, España. En sus sólo tres años de vida le han otorgado títulos doctor honoris causa a dos mandatarios polémicos: al dictador de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema y al entonces Presidente de Honduras, Porfirio Lobos. En ambas ocasiones la entrega fue motivo de solemnes ceremonias.
La carrera de CEDEPU ha sido meteórica, como también lo ha sido el recorrido académico de Yelpi y Hernández. Pese a no haber completado sus estudios de pregrado, Yelpi se presenta hoy como cientista político, master en gestión educacional y PhD. Así aparece en la página web del centro que dirige. Pero esos son sólo algunos de los hitos del nutrido currículo que exhibe. Las credenciales que utiliza Jacqueline Hernández son similares a las de su cónyuge: licenciada en Ciencias Políticas, egresada de Pedagogía Básica, master y doctora en Educación.
Junto a ellos figura en el directorio de CEDEPU el militar retirado Julio Fuentes Chavarriga, “doctor dignitas principium en Filosofía”, tarotista y con varios títulos académicos en “inteligencia y estrategia comunicacional”. El 29 de enero de este año, el juez de la Corte de Apelaciones de Concepción, Carlos Aldana, dictó una orden de procesamiento en su contra por exhumación ilegal y posterior incineración de 11 cuerpos de campesinos en uno de los capítulos de la llamada “Operación Retiro de Televisores”, ordenada por Augusto Pinochet en 1979, para borrar el rastro de más de un centenar de opositores asesinados y enterrados en fosas clandestinas después del Golpe de Estado.
Bajo su alero, y con el empuje de otros académicos también con extensos currículos, CEDEPU fue creciendo y cerrando alianzas. Entre ellas, con la cuestionada Universidad La República en Chile (ULARE), con la American Andragogy University de Hawaii, con la Universidad Wiener de Perú y con el Foro Euroamericano de Desarrollo Educativo (FEDE).
Pero CEDEPU fue más allá. Porque además de ser un centro formativo, es una consultora internacional en un amplio abanico de temas: estrategia, inteligencia, bioseguridad, formación continua, capacitación, soluciones computacionales, certificaciones, consulting y branding.
El suculento repertorio de saberes del centro y los prolíficos antecedentes académicos de sus directivos le abrieron las puertas a CEDEPU en Honduras. Hacia allá viajaron sus fundadores en septiembre de 2011 para dictar un seminario sobre libertad de expresión. El viaje culminó con la entrega del grado doctor honoris causa al entonces Presidente de la República Porfirio Lobos, otorgado por CEDEPU y la ULARE. La iniciativa le significó al centro el fichaje de una serie de talleres, seminarios y asesorías que hasta hoy le reportan ingresos en ese país.
Meses más tarde de su primera visita a Honduras, viajaron a Guinea Ecuatorial, ex colonia española y único país de habla hispana en el continente africano. Hace un par de meses emprendieron un segundo viaje. Ambos fueron financiados por el gobierno local.
En el primero entregaron el grado académico de “doctor honoris causa en ciencias sociales” al dictador que hace 34 años gobierna al país, Teodoro Obiang Nguema. En el segundo, hicieron lo mismo con su esposa, Constancia Mangue. Obiang es sindicado como uno de los líderes más autoritarios y corruptos del mundo en un país de casi nulas libertades y donde –pese a tener un PIB per capita superior al de Chile– parte importante de la población vive en la pobreza extrema.
Para los detractores del gobierno, la entrega de estos títulos correspondería a otra de las maniobras de Obiang para sacudirse de su fama de represor. Algunos lo acusan de haber desembolsado una millonaria suma de dinero a cambio de aquellos reconocimientos.
En medio de los escándalos por el lucro que ha imperado en varias instituciones de Educación Superior en Chile, sin ningún control sobre la calidad de la instrucción que ofrecen, la historia de CEDEPU no es sólo un relato rocambolesco. Enciende nuevamente las alarmas respecto de la oferta educativa que se sigue abriendo paso en el país ante la ausencia de una ley o de mecanismos de la autoridad competente para regular esa “industria”.
El doctorado en Educación que ofrece CEDEPU en Chile –y que es avalado por la European School of Managment (ESM) de Tenerife– dura dos años y tiene un valor de $.3.637.000 con matrícula incluida. Ya los están cursando 27 alumnos de Chile y otros países de Latinoamérica.
LA EXPANSIÓN DE CEDEPU
Poco después de haber sido creado, CEDEPU se instaló en el segundo piso de la sede central de la Universidad La República, ubicada en Agustinas 1831. Desde allí organizó una serie de cursos conducentes a la obtención de distintos grados académicos. Desde un comienzo la oferta fue abundante: diplomados en Estudios Políticos Contemporáneos, en Desarrollo Local y en Comunicación y Seguridad; licenciaturas en Educación y en Relaciones Internacionales; y maestrías en Ciencia Política, Negocios Internacionales y en Administración Educacional. Todos bajo el método e-learning, ejecutados por CEDEPU y acreditados por la ULARE.
Poco después subieron la apuesta. Tras lograr sellar un vínculo con la American Andragogy University de Hawaii, ambas entidades, en conjunto con la ULARE integraron a su portafolio de productos educacionales dos doctorados –en Educación y Ciencias Políticas– en los que se ofrecía doble titulación, nacional e internacional. Con una duración de dos años, el valor de cada uno de los programas -de carácter virtual-, ascendía a US $4.500 (ver programa).
Andragogy University, que ofrece “programas a distancia para personas adultas que tengan capacidad para llevar un estudio autodidacta”, no está acreditada por ninguna agencia reconocida por la Secretaría de Educación de Estados Unidos. Pero eso no fue problema para el CEDEPU que no tuvo reparo en entregarle un diploma firmado por el mismo Yelpi en un intento por validar su sistema pedagógico (ver diploma).
La ULARE, cuya única petición de acreditación fue rechazada en 2006, fue la universidad que en 2012 sumó más reclamos en el SERNAC por parte de sus alumnos. En 2010 estuvo al borde de la quiebra por millonarias deudas. Pese a ello abrió nuevas sedes –hoy son 13– y se embarcó en la aventura de la enseñanza virtual de la mano de CEDEPU.
CIPER consultó por estos programas a la ULARE, desde donde señalaron que algunos se habían impartido y que para este año no se tenía claro si se ejecutarían o no. Yelpi niega que hayan llevado a cabo aquellos cursos y señala que el vínculo con la ULARE dejó de existir a fines de 2011. “CEDEPU tuvo un convenio con la universidad, pero no hicimos nada en conjunto por los problemas legales que tenían ellos”, dijo.
Respecto de la universidad con sede en Honolulu, Andragogy, Jacqueline Hernández señaló algo parecido: “Cuando hicimos una suerte de acercamiento hacia ellos, estuvimos viendo que ellos no eran acreditados y eso significaba trabajar en un marco que no queríamos”.
Pero la amplia oferta de formaciones publicada en distintas plataformas del mismo CEDEPU habla de vínculos que van mucho más allá de simples acercamientos. Tanto Andragogy University como la Universidad La República fueron las plataformas desde las cuales CEDEPU entró formalmente en el negocio de la educación ofreciendo grados académicos en Chile y otros países de Centroamérica.
Tras entregarle el doctorado honoris causa a Porfirio Lobos en Honduras, Yelpi y Hernández comenzaron a ofrecer maestrías y doctorados en ese país y luego en Guatemala con el sostén de la ULARE y la Andragogy University. “Doble titulación automática”, era una de las promesas a los alumnos (ver aquí).
LIGAS MAYORES
Actualmente quien sostiene académicamente al CEDEPU es la European School of Management de Tenerife (ESM), institución a la que Yelpi y Hernández representan en Chile. El vínculo con la ESM se concretó en 2012. Yelpi se presentó ante las autoridades del ESM como secretario ejecutivo del CEDEPU y como miembro del consejo directivo de otra institución: el Foro Euroamericano de Desarrollo Educativo (FEDE).
De FEDE no se sabe mucho, salvo por las propias columnas y posteos del mismo Yelpi en un blog –los que firma con el mote de “canciller” del FEDE– y una cuenta en Facebook con 95 seguidores (ver blog).
A su vez, la ESM de Tenerife señala en algunas de sus comunicaciones su participación en el FEDE, al que describe como una “federación de escuelas europeas” con sede en Zurich (Suiza) y que ejerce labores consultivas en el Parlamento europeo. Pero en la nómina de organismos civiles de la Unión Europea que participan de esta instancia no hay registro de esta institución.
Algo similar sucede con CEDEPU. En el resumen de su “memoria 2011”, se señala que están inscritos como agentes de la sociedad civil ante la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Mercosur. Pero no hay rastro de su vínculo en ningún registro oficial de esos organismos.
-Hicimos la solicitud de ingreso formalmente de forma permanente, pero eso demora un tiempo. Se mandan cartas, tienes que mandar oficios de toda tu parte constitutiva, etcétera –dijo Antonio Yelpi a CIPER.
En la misma memoria, CEDEPU declara colaboraciones permanentes con la Fundación Balmaceda. Desde la propia fundación señalaron a CIPER que nunca han trabajado con ellos y que han rechazado en varias oportunidades las asesorías ofrecidas por Yelpi.
Tras la entrevista hecha por CIPER a Yelpi y Hernández, varios de los contenidos que colgaban de sus plataformas web fueron borrados, entre ellos su participación en Mercosur, CEPAL y las asesorías a Fundación Balmaceda. Pese a ello, la web aún guarda registro de esos contenidos (ver aquí).
Desde entonces, el Foro Euroamericano de Desarrollo Educativo (FEDE) pasó a formar parte de la rimbombante narrativa de CEDEPU, como organismo de respaldo tanto en sus presentaciones oficiales como en las intervenciones que sus directivos han sostenido al más alto nivel.
Fue también a nombre del FEDE que Yelpi, tras realizar un taller en Arica, le hizo entrega a fines de 2011 del premio “Nelson Mandela a la inclusión social” al ex alcalde de la ciudad Waldo Sankán (PPD). Sankán se encuentra actualmente en prisión preventiva a la espera de cargos por malversación de fondos públicos, asociación ilícita y fraude al fisco por $3.600 millones.
El FEDE es también el organismo que supuestamente le entregó al ex militar Julio Fuentes Chavarriga su doctorado “dignitas principium en filosofía”. Al currículo de Fuentes se suma un master en inteligencia y estrategia comunicacional entregado por la ESM de Tenerife y una serie de otros estudios.
No se sabe dónde Antonio Yelpi habría obtenido su PhD. Jacqueline Hernández obtuvo su doctorado de manos del mismo CEDEPU en asociación con la ESM de Tenerife. Así consta en los registros de esta curiosa escuela de comercio que entrega doctorados en Educación. De los títulos de magíster y doctor en Educación de Manuel Santis, otro de los miembros del directorio de CEDEPU, tampoco hay registro.
Otro de los vínculos internacionales que hasta hoy sostiene el CEDEPU es con la universidad Norbert Wiener de Perú, con la que Yelpi firmó un convenio en diciembre de 2012 para ofrecer programas educativos en Chile. A fines de 2013, IPSOS dio a conocer los resultados de una encuesta en la que altos ejecutivos de más de 150 empresas en Perú escogían aquellas universidades del país que bajo ningún motivo considerarían para contratar a sus futuros empleados. La Universidad Weiner ocupó el segundo lugar.
Extrañamente, la descripción del tipo de programa que CEDEPU pretende impulsar con la universidad peruana es exactamente igual a la que usa la Facultad de Filosofía de la Universidad Autónoma de Querétaro cuando da a conocer su licenciatura en Desarrollo Humano para la Sustentabilidad (ver aquí).
Al amparo de esta nueva camada de instituciones (Wiener, FEDE y ESM de Tenerife), CEDEPU se preparó para desembarcar en África. También para reinventarse en Chile, donde además del doctorado en Educación, han preparado formaciones adicionales para ser impartidas a distancia: master en Gobernabilidad del Agua, en Gestión Educacional, en Desarrollo Local y Economía Social, además de una serie de diplomados entre los que destaca Inteligencia de Negocios e Innovación Empresarial.
Para avalar esos títulos, CIPER quiso saber cuáles eran los académicos con que cuentan para desarrollar sus cursos. Estas fueron las respuestas de sus principales directivos: Antonio Yelpi y Jacqueline Hernández.
–¿Quiénes son los profesores de CEDEPU? ¿Qué tipo de especialidad tienen?
–Son externos, cada trabajo lo hacemos con expertos idóneos en el tema. El directorio es el directorio, pero quienes realizan el trabajo son personas que nosotros subcontratamos, profesionales de nuestro círculo de amistad centroamericano y algún sudamericano -contesta Yelpi.
–¿Tienen alumnos actualmente?
–En este minuto un programa enfocado en un doctorado propio. Hay 27 alumnos.
–¿Chilenos?
–Sí y también extranjeros. Ellos hacen una investigación, se les asigna un tutor y luego de un tiempo éste les hace las evaluaciones correspondientes.
–¿Cuál es su formación señor Yelpi?
–Soy cientista político.
–¿De qué universidad?
–No, yo tengo formación a nivel de diplomado en Ciencias Políticas de la Universidad de Chile. Y luego con la Universidad Internacional Euroamericana saqué una maestría en Gestión Educacional.
–¿Y usted señora Jacqueline Hernández?
–Educación, en el área completamente de Educación.
LA DICTADURA DE TEODORO OBIANG
Eran las 22.00 horas del sábado 16 de noviembre de 2013 en Malabo cuando sonó el silbato y la pelota comenzó a rodar. El estadio, con capacidad para poco más de 15 mil personas, estaba atestado de gente. España y Guinea Ecuatorial se enfrentaban por primera vez en un partido de fútbol. Fue un día histórico. Nunca antes una selección de fútbol europea había pisado suelo ecuatoguineano. Y no se trataba de cualquiera. La Nzalang (Rayo) como se le conoce a la oncena africana –que ocupa el puesto 108 en el ranking de selecciones de la FIFA– se enfrentaba nada menos que al último campeón del mundo.
Allí estaba Xavi Alonso, David Villa, Iniesta y otro puñado de estrellas del fútbol mundial pisando el brilloso césped del Nuevo Estadio de Malabo. Xavi Alonso salió lesionado poco antes del entretiempo luego de una feroz patada. La vehemencia de los jugadores africanos se hizo sentir desde el primer minuto.
Además del orgullo deportivo, había otros incentivos para que los jugadores no escatimaran esfuerzos en vencer al rival. “Teodorín”, hijo del dictador Teodoro Obiang Nguema, ofreció 5 millones de euros a la selección de su país si lograba derrotar a los campeones. Quería que la fiesta que el gobierno de facto de Guinea Ecuatorial ofrecía a su pueblo diera paso a la euforia. Que la cúpula política pudiese capitalizar los frutos de una victoria épica y que las críticas al polémico gobierno quedaran sepultadas bajo el fragor del delirio colectivo. Pero bastaron 90’ minutos para que la promesa del vástago de Obiang se esfumara. Los locales cayeron 2 a 1.
Al gobierno le quedaba una carta: la foto del dictador con las estrellas futboleras de la liga más respetada del mundo. Pero los jugadores españoles, concientes de la polémica que ese amistoso estaba provocando en su país, se negaron.
Medios como The New York Times, The Washington Post y The Guardian, por citar algunos, deslizaron críticas por la visita de la “Roja” al país africano. La discusión se instaló en la clase política española, impulsada principalmente por los partidos de oposición al gobierno de Mariano Rajoy.
Amnistía Internacional y Human Rights Watch habían pedido días antes la suspensión del partido. “Guinea nos pone coloraos” fue el titular de As, uno de los medios deportivos más influyentes de España, el que acompañó de una foto de la selección vestida de rojo.
En 1979, Teodoro Obiang Nguema, teniente del Ejército de Guinea Ecuatorial, encabezó un Golpe de Estado que derrocó al sanguinario Francisco Macías Nguema, su tío. Desde entonces no ha soltado el poder.
A partir de la década de 1990 Guinea Ecuatorial comenzó a vivir la fiebre del petróleo y se transformó, gracias a sus enormes reservas, en uno de los mayores productores del África sub–sahariana. El crecimiento fue explosivo. Así se ganó el mote de la “Kuwait de África”.
En el curso de 10 años (1996-2006) el PIB aumentó en 35 veces. Sin embargo, son muy pocos los que en ese país de 1,1 millones de habitantes se han beneficiado de esa riqueza. Según acusan algunas ONG y medios internacionales, ese dinero ha servido únicamente para solventar los fastuosos gustos del dictador, su familia y del séquito que lo rodea. Mansiones, aviones, yates y autos de lujo hacen parte del patrimonio de los miembros de esta reducida elite.
Según el Índice de Desarrollo Humano 2013 de Naciones Unidas, el mayor crecimiento en el ingreso per cápita a nivel mundial se registró en China y, sorprendentemente, en Guinea Ecuatorial. Allí sobrepasa los US $21.000, uno de los más altos de África. Una cifra que contrasta con su ranking en el índice de desarrollo humano: ocupa el lugar 136, lo que lo convierte en uno de los países con la mayor brecha entre ingresos y desarrollo humano. La expectativa de vida, según el mismo informe, no supera los 51 años. La presencia de doctores es escasa: sólo 0,3 profesionales por cada mil habitantes.
Reportes del Fondo Monetario Internacional señalan que tres cuartas partes de la población vive bajo la línea de la pobreza (menos de US$2 al día). La entidad financiera aconseja al país reformular su gestión de gasto público y redirigirlo “hacia programas sociales”.
Transparencia Internacional ubica a Guinea Ecuatorial entre las naciones más corruptas del mundo. Ocupa el puesto 163 entre los 177 países listados en el ranking. En 2004 el Senado estadounidense instruyó una investigación para esclarecer las millonarias cuentas que Obiang mantenía en el cuestionado Banco Riggs y cuyo origen correspondía a cuantiosos pagos hechos por grandes compañías petrolíferas, entre ellas Exxon Mobile. Así lo informó BBC News en junio de 2013. Un año antes, jueces franceses emitieron una orden de captura internacional contra Teodorín Obiang, su hijo, por lavado de dinero.
Según la ONG Reporteros sin Fronteras, Guinea Ecuatorial es uno de los países peor clasificados en lo que respecta a libertad de prensa. Califican a Obiang como uno de los más grandes depredadores de la libertad de expresión a nivel mundial.
Obiang se pasea a sus anchas por el país y el control absoluto sobre los medios de comunicación impide conocer con exactitud cifras relacionadas a torturas, arrestos ilegales, secuestros y juicios arbitrarios, denunciadas por Amnistía Internacional y Human Rights Watch (HRW) en múltiples oportunidades. Según el Informe Mundial 2014 de HRW, el país de Obiang sigue sumido en la corrupción, la pobreza y la represión. “Aproximadamente la mitad de la población carece de agua potable o servicios adecuados de saneamiento. Una gran parte de sus habitantes también carece de acceso a una atención sanitaria de calidad, escuelas decentes, y un suministro confiable de electricidad”, señala el informe.
DE SANTIAGO A MALABO
Pocos días después del polémico partido entre España y Guinea Ecuatorial, una comitiva de CEDEPU aterrizó en el aeropuerto Saint Isabel de Malabo y desembarcó en el país controlado férreamente por Teodoro Obiang. En la delegación iba el oficial en retiro del Ejército de Chile, Julio Fuentes Chavarriga.
–¿A qué fue señor Fuentes a Guinea Ecuatorial?
–A asesorar a CEDEPU, a acompañarlos para un asunto puntual, un asunto personal, no es necesario, no es nada grave.
–Pero, ¿qué le pidieron hacer allá?
–Algo personal que no le puedo decir por teléfono. A mi no me pagaron ningún peso.
–Pero ¿usted pertenece a CEDEPU? ¿Qué es CEDEPU?
–Sí, trabajo allí, es una ONG, en términos generales enseñan y preparan gente en cualquier materia.
–¿Cómo cuáles?
–No en todas, digo cualquier porque no me acuerdo cuáles son las materias…, derecho, educación, no me acuerdo.
En el marco de acciones “paradiplomáticas” de acercamiento entre Chile y el país africano, la comitiva de CEDEPU estaba integrada por su plana mayor: Antonio Yelpi, Jacqueline Hernández, Julio Fuentes, Manuel Santis e Iris Villa, otra integrante del directorio. Acompañaba a los integrantes del Centro para la Democracia Popular la directora de la ESM de Tenerife, María Teresa González de Echávarri y Sánchez de la Cuesta.
Para Fuentes Chavarriga era su primera vez en África. Allí pondría a prueba sus conocimientos y experticia en inteligencia militar, empresarial y holística. Porque además de sus labores en CEDEPU, Fuentes ofrece actualmente lecturas de tarot a través de su empresa “Tarot Chile”. En lo que es ya un método consagrado entre los integrantes de CEDEPU, el servicio es online. Tres preguntas iniciales más dos preguntas aclaratorias son respondidas vía correo electrónico previo pago de $15.000.
En 1992, luego de su retiro del Ejército, Julio Fuentes creó junto al abogado y tarotista Jaime Hales la empresa “Sincronía Limitada”, una academia de estudios holísticos que imparte diversos cursos y que aún existe pero a la que el experto en inteligencia ya no pertenece.
Las actividades académicas y esotéricas Fuentes las realiza mientras goza de libertad condicional pues está a la espera del dictamen judicial por su participación en un capítulo de la “Operación Retiro de Televisores” y su posterior encubrimiento. Según dictaminó el juez de la Corte de Apelaciones de Concepción, Carlos Aldana, Julio Fuentes formó parte del contingente que en 1979 exhumó los restos de 11 campesinos de la Octava Región, asesinados en septiembre de 1973, para luego llevarlos al Regimiento de Infantería Nº 17 de Los Ángeles donde fueron quemados en un horno de ladrillos. Fuentes reconoció ante el juez y ante CIPER su participación en la exhumación pero no en la incineración.
CIPER conoció de las sospechas que recaen sobre CEDEPU y sus directivos por un mensaje enviado por el diario Rombe, medio de oposición al régimen de Obiang, con sede en España, denunciando que el centro que dirigen Yelpi y Hernández habría recibido varios miles de euros a cambio de la entrega de un doctorado honoris causa a la esposa del dictador, Constancia Mangue.
En julio de 2012, Teodoro Obiang ya había recibido el suyo de manos de Yelpi y Hernández. “Todos los gobiernos tienen deficiencias por las que son criticados, sin embargo, al CEDEPU no le interesa limitarse a las críticas, sino valorar y premiar las buenas acciones”, señaló durante la curiosa premiación Jacqueline Hernández justo antes de que el dictador aprovechara la ocasión para dar un discurso sobre el desarrollo del país, según consignan algunos medios. Ambas investiduras fueron ampliamente divulgadas por la prensa local controlada por el gobierno.
La segunda visita de CEDEPU a Guinea Ecuatorial fue más apoteósica. Los miembros de la delegación chilena fueron recibidos casi como estrellas. El gobierno dispuso para la comitiva cuatro vehículos con chofer. El avión presidencial también estuvo a su disposición y lo utilizaron para desplazarse entre la ciudad de Bata, centro económico del país, y la capital Malabo. En ambas ciudades se alojaron en el hotel Ibis.
–¿Cómo y por qué llegaron a Guinea Ecuatorial?
–Tenemos una amistad de años con el viceprimer ministro encargado de derechos humanos, Alfonso Nsue Mokuy. El trabaja los derechos humanos y quería un apoyo -dice Jacqueline Hernández.
– ¿Le entregaron doctorados honoris causa a Obiang y a su esposa?
– Sí.
–¿Con qué fundamento?
–En vista de sus avances en la implementación de las recomendaciones hechas por Naciones Unidas y de la labor de la señora Constancia en apoyo a las mujeres y niños del país.
–Pero, ¿quiénes son ustedes para entregar títulos académicos, doctorados?
–No, no lo entregamos nosotros, lo entregamos en conjunto con otras organizaciones, el FEDE y con la ESM de Tenerife, que es la que da el respaldo académico. Además es un título honorífico.
–¿Y por qué a un dictador? ¿CEDEPU no defiende la democracia y los derechos humanos?
–Nosotros hicimos un recorrido junto al viceprimer ministro encargado de derechos humanos por las cárceles del país. En ellas había sólo dos o tres personas, pero nadie más. Hay que estar presente para ver también los avances -interviene Antonio Yelpi.
–¿Cuánto les pagaron?
–No, todo esto lo hemos hecho gratis, por amistad con el viceprimer ministro de derechos humanos. Si se nos hubiera pagado 5 millones de euros, como señaló un diario, estaríamos en la playa y no trabajando.
–Entonces CEDEPU trabaja por amistad.
–A los profesionales que asisten a estas visitas se les paga un honorario y punto, pero nada más allá exacerbadamente, abusando del dinero de nadie (sic) -dice Hernández.
Antonio Yelpi reconoce que tienen algunos proyectos en carpeta con el gobierno de Obiang, entre ellos, el facilitar un viaje de 30 mujeres latinoamericanas líderes en diferentes áreas a Guinea Ecuatorial durante seis meses para que se produzca intercambio en distintos niveles. “Son proyectos que están en evaluación”, dice el doctor.
Fuentes Chavarriga aportó nuevos antecedentes sobre esa segunda gira de la plana mayor del CEDEPU a Guinea Ecuatorial. Fui allí donde el ex militar conoció en persona a María Teresa González, directora de la ESM, la que en una improvisada ceremonia en el hotel aprovechó de entregarle el diploma por sus estudios a distancia en inteligencia y estrategia comunicacional. Fuentes reconoce que fue invitado en esta segunda gira en su calidad de experto en inteligencia. En una confusa explicación, dice haber ido para resolver una estafa cibernética:
-Resulta que estos señores del CEDEPU, cuando se produjo el contacto con Obiang la primera vez, fueron estafados por un hacker. Y de acuerdo a mis conocimientos pude detectar desde qué correo se hicieron todas las operaciones. Entonces yo voy a Guinea Ecuatorial, me presentan al ministro de los derechos humanos y le entrego mis conocimientos para que no tuviera dificultades, porque él es el líder allá de los derechos humanos y es más poderoso que el mismo Obiang.
–¿Y no le pagaron nada por eso?
–No pues.
–Pero, ¿es el señor Antonio Yelpi el que no le pagó?
–Es probable, pero no es verdad que le hayan dado toda esa plata que dicen haberle dado.
–Pero algo tiene que haber recibido el señor Yelpi, ¿no?
–Tienen que haberle dado algo.
–Antonio Yelpi tiene una larga lista de títulos académicos, su experiencia debe ser muy cotizada.
–No sé, a mi me dijo que era un doctor.
–¿En qué?
–No me acuerdo en este momento.
–¿Esa es la única vez que ha viajado con la comitiva del CEDEPU?
–Me han invitado a otras partes en Centroamérica, pero no he querido ir. Yo no tengo ningún problema grave con Antonio Yelpi, pero hay algunas cosas que no me gustan.
0 comentarios:
Publicar un comentario