Los Trabajadores del Transporte pertenecientes a la División Chuquicamata de Codelco realizaron una movilización de “Ruedas Cuadradas”, con el objetivo de denunciar el sistemático abuso verbal y físico que reciben los contratistas por parte de un grupo de trabajadores de planta y jefaturas de la mandante. La movilización que comenzó a las 06:00 horas y concluyó pasado las 09:00, tuvo como objeto retrasar la faena y fue catalogado por los dirigentes como “un llamado de atención a las autoridades”.
Diario Uchile |
En ese contexto, los trabajadores del transporte pertenecientes a las tres empresas que desempeñan dicha labor en Chuquicamata (Geminis, Avant y Agribus) se agruparon en esta demanda común, e instaron a la cuprífera estatal a que termine con este proceder que, pese a las denuncias interpuestas, aún se siguen repitiendo.
Así lo señaló Guillermo Castillo, dirigente sindical de Avant TurBus en Calama, quien acusó responsabilidad de Codelco al amparar esta situación, por cuanto se han realizado diversos reclamos, tanto locales como a nivel nacional, sin recibir ningún tipo de respuesta.
“La agresión que sufrió el compañero Carlos Ibáñez (62 años) perteneciente a Geminis fue la gota que rebasó el vaso, pero no es el único”, recalcó Castillo. El dirigente comentó que “el personal de Codelco viola la Ley de Subcontratación al exigir arbitrariamente licencias, identificaciones y requisitos a los conductores sin motivo alguno, lo que perjudica el trabajo, lo retrasa y en muchos casos, caducan permisos para conducir”; es decir, obligan a la empresa a despedir a quienes ya no pueden realizar la labor.
Según los dirigentes, estas acciones han sido denunciadas constantemente, se han enviado correos y cartas al Gerente de Terceros en la zona y a las autoridades de Codelco en Santiago, sin embargo no se han generado las mejoras correspondientes. Esto para los trabajadores, representa el compromiso de la mandante con ciertos trabajadores y la evidente discriminación que implica la figura del subcontrato.
El lunes 10 de febrero, luego de la movilización, se envió una vez más una carta al cuerpo ejecutivo de Codelco, donde además se solicitó un petitorio que persigue mejoras laborales, como modificar la jornada actual de 10 por 5 a una de 7 por 7 por motivos de seguridad y salud, terminar con las prácticas antisindicales que privan a los trabajadores de Agribus a sindicalizarse, pagar las horas de sobre tiempo como corresponde y no a través de boletas de honorarios como actualmente se hace.
El problema sociológico de Codelco
Las demandas contra la mandante no son aisladas. Desde todas las divisiones, todos los territorios y señalado transversalmente por los trabajadores; “Codelco no se hace cargo de estos problemas y deposita su responsabilidad en las empresascontratistas.
Jedry Vélis, secretario nacional de la Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC) indicó el desafío que tiene el sector respecto de acabar con las diferencias entre los trabajadores de planta y los contratistas, y aunque se ha avanzado en el camino de igualdad, este tipo de vulneraciones dan cuenta de que es un trabajo por completar, donde las autoridades de Gobierno y de Codelco tiene mucho que decir.
“Codelco constantemente se lava las manos, y esta situación no puede continuar. Llamamos a la mandante a corregir este tipo de prácticas, además de instruir o capacitar a los trabajadores para evitar el maltrato”, señaló Vélis. Asimismo, el secretario nacional de la CTC recalcó que “no queremos represalias, sino que medidas ejemplificadoras. La agresión física es puntual, pero lamentablemente el mal trato es común y Codelco lo sabe”.
“Es un problema estructural” agregó Vélis, sosteniendo que “el conflicto sociológico se agudiza con la presión por cuidar el trabajo y las diferencias que Codelco hace en la labor minera son una piedra de toque para acabar con la discriminación”. Asimismo, el despotismo que las jefaturas traspasan a los trabajadores de planta y la lógica de posicionarse a costa de quien fuere, se ha revestido en problemas internos entre los pares, y con la consiguiente pérdida de consciencia de la clase trabajadora, lo que es aún peor que los golpes físicos.
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