Directivo critica a la comisión acreditadora y dice que “nadie conoce” los indicadores que se piden para dar la certificación.
La Tercera |
Una serie de críticas ha recibido, durante las últimas semanas, la Comisión Nacional de Acreditación (CNA), luego de que rechazara tres solicitudes de universidades para renovar su certificación. Uno de los más tajantes ha sido el rector de la Universidad Mayor, quien, a pesar de no haberse sometido al proceso, dice no estar de acuerdo con los indicadores que actualmente más se están valorando. Incluso, Rubén Covarrubias va más allá y señala que estos criterios no se conocen y que, en la “práctica”, las decisiones de no acreditar terminan siendo determinaciones de cierre de instituciones.
Usted ha sido el rector más crítico con la Comisión Nacional de Acreditación. ¿Qué le ha llamado la atención de los procesos?
Tiendo a pensar, muy profundamente, que la CNA se ha transformado, con el tiempo, en un organismo fiscalizador más que acreditador y eso no es sano, porque el espíritu que hay detrás de un modelo de aseguramiento de calidad no es otro que ayudar a las instituciones a que mejoren la gestión (...). Y me temo que con la actual legislación y con los nuevos criterios que ha venido implantando la CNA en esta administración, ha significado, en la practica, que se ha rigidizado el sistema y que las instituciones temen cada vez más pasar por el proceso de acreditación, porque se ha transformado en una sanción social.
¿Por qué cree que la CNA ha tomado más el rol de fiscalizador?
Por una sumatoria de hechos. Primero, una mala ley, y en eso no tienen nada que ver los actuales comisionados, que son todas personas muy honorables. También hay errores de fondo en la implementación de la ley y allí hay dos grandes errores: la asignación de años de acreditación, que es una equivocación gigantesca, y que la acreditación se puso como condicionante para el acceso de los alumnos a los créditos universitarios. Esos elementos han sido la piedra angular a que existan todas las fallas que hemos ido viviendo (...). Y no nos olvidemos de que es un “crédito” que le entrega el Estado al estudiante (...) y en toda la época de riesgo, que es el paso por las universidades, quien los avala es la universidad. El riesgo es cero para el Estado. Quien adquiere el aval, una vez que egrese el alumno, es el Estado.
Pero si no es con la acreditación, ¿cómo se pueden entregar los recursos del CAE?
El CAE es un crédito y estos son a las personas, y quien tiene que ser evaluado es el que quiere estudiar y tiene dificultades económicas. Entonces, la banca no tiene dificultad, porque los problemas que había con el crédito Corfo de los excesivos avales están solucionados (...). No veo ninguna razón para tener la vinculación de que una institución se encuentre acreditada o no. Porque lo que ha venido ocurriendo con esta condicionante, y las decisiones últimas de la CNA, es que en la práctica se han venido tomando decisiones de cierre indirectamente (...). La decisión de no acreditar se está volviendo en sinónimo de cierre institucional y yo me temo que esa no es atribución de la CNA.
¿Qué pasa con la calidad de las instituciones? El Estado será el aval del alumno a su egreso y tiene que asegurarse de alguna forma de que éste encuentre empleo y pueda pagar el crédito.
Esa es una responsabilidad país. Creo que aquí hemos empezado a tener algunas distorsiones. La empleabilidad no la veo tan sinónimo de responsabilidad institucional y de que sea indicador de calidad. En Chile, por lo menos, no necesariamente está asociada a la calidad en la formación y sabemos que el primer empleo, sobre todo de los nuevos profesionales, depende principalmente de las redes sociales de que se dispone (...). El primer responsable de la empleabilidad es la economía y los gobiernos de turno. Porque si miden la tasa de empleabilidad en un país con tasa de cesantía del 15%, ¿es acaso mala la institución? (...). Entonces, hay ciertos indicadores que se han instalado y nadie ha dicho ‘discutámoslo’, porque no son verdad.
¿Se refiere a los indicadores que la CNA ha dicho que se están considerando más, como la empleabilidad, tasa de titulación o número de profesores de planta?
Esos indicadores tienden a distorsionar los modelos universitarios. Cuando se habla de profesores de planta, todas las universidades tienen profesores de planta, pero hay instituciones que prefieren profesores part-time, sobre todo en el área profesional. Esta universidad prefiere ejecutivos exitosos que vengan y entreguen su conocimiento (…). Yo pregunto: cuáles son los indicadores aceptables que tiene la CNA. Nadie los conoce. En consecuencia, cómo viene a evaluar por resultados, si es que nadie los conoce. ¿Cuál es una tasa de empleabilidad razonable? Yo la desconozco (...). Es decir, falta información. No estoy de acuerdo con ese tipo de indicadores.
¿La postura que tiene frente a la comisión la ha conversado con otros directivos?
No lo he conversado con mis pares, pero sí he sentido un apoyo gigantesco en torno a lo que he planteado públicamente. Sinceramente, creo que la CNA no ha tenido suficiente diálogo, se ha transformado en una especie de burbuja que no ha tenido un reciclaje de información respecto de las instituciones y eso ha llevado a una desinformación de lo que está pasando en el sistema. Que no se vaya a entender que el rector de la U. Mayor está pidiendo menores exigencias en los procesos de calidad. Lo que estoy pidiendo son reglas del juego claras, transparencia en la información, en los indicadores. Hoy nadie los conoce. No soy el vocero de nadie, pero me parece que es un llamado necesario.
En entrevista con La Tercera, el presidente de la CNA señaló que la ciudadanía esperaba que la comisión no entregara acreditaciones en ciertos casos.
Creo que en eso está equivocado. Nadie espera nada de la CNA, la sociedad no tiene idea de lo que está haciendo la comisión. Es una presunción que me lo tiene que demostrar. La CNA es un organismo que nace para asegurar la calidad y cada vez ha ido malentendiendo su función.
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